La educación forma parte de la sociedad y de los procesos de distinto orden
que en ella se tejen enmarcándose en el
entorno sociocultural al cual pertenece, desempeñando su rol fundamental
orientada a los intereses, exigencias y necesidades de ese determinado contexto
y buscando responder a ello de manera acertada. Entre los fines primordiales
de la educación están la formación, la generación de conocimiento y el
desarrollo integral del ser humano en todas sus dimensiones. Para responder a las demandas sociales y globales propias de la época, nuestra sociedad actual requiere de agentes educativos capaces de dimensionar la educación, de transformar los entornos escolares, sujetos comprometidos con su vocación, abiertos al cambio, a la investigación, al mejoramiento continuo y al manejo de nuevas herramientas que les ayuden a mitigar las barreras limitantes del progreso social. Los docentes son protagonistas de la
transformación social y su renovada función educativa debe incluir, entre otras cosas, más investigación, más práctica,
más capacitación y más auto-aprendizaje.

“Las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) están dando lugar a profundas transformaciones socioculturales de manera tal que, frente al escenario mundial de concentración y exclusión, es vital que, tanto ellas cuanto las oportunidades que ellas crean, puedan ser usadas para achicar la brecha entre los “incluidos” y los “excluidos” de modo de que todos puedan tener acceso al crecimiento y al desarrollo sustentables.” (UNESCO, 1999)
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